Documental con reflexiones, humor negro y fuertes imágenes en torno de la muerte. Con el tanatólogo Ricardo Péculo como centro.
18.10.2013
Ver El problema con los muertos...es como subirse a una montaña rusa. El documental de Oscar Mazú oscila entre los picos eufóricos y las caídas bruscas, casi sin llanuras, sin términos medios; puede provocar carcajadas -muchas veces nerviosas- y al mismo tiempo náuseas. No es apta para espectadores impresionables, lugar común en este caso cierto.
Mazú decidió hacer El problema... cuando, a los 46 años, debió afrontar una muerte inconcebible: la propia. Al menos en el plano cinematográfico, encaró la situación con humor negro y naturalidad. Y sumó a un personaje, el tanatólogo Ricardo Péculo, que se devoraría el filme. Típica arma de doble filo: la película funciona, y muy bien, cuando Péculo y su entorno se apropian de las escenas. Pero decae cuando Mazú recorre, en primera persona, con un tono demasiado “leído”, deliberadamente gracioso, su experiencia. Como si se tratara de dos documentales unidos sólo por el tema.
Péculo, empresario al fin, se queja de la falta de previsión de los clientes ante lo único seguro que les ocurrirá en la vida: morirse. Compara, como un sociólogo, a un ataúd con un vestido de novia: marcas distintivas en ceremonias de despedida. Aclara, cual experto en gramática, que la palabra cajón es para los escritorios, que ataúd no es lo mismo que féretro (ataúd + cadáver). Tiene agudeza de psicoanalista al decir: “A veces, en la elección de ataúd hay mucho sentimiento; a veces, mucho sentimiento de culpa”.
Apenas unos pocos ejemplos. Y no se trata sólo de frases notables, sino de actitudes y situaciones casi surrealistas. En El problema...hay que estar dispuesto a verlo todo: desde una clase de maquillaje de cadáveres (en una suerte de Utilísima funeraria) hasta una cremación (inolvidable, en un sentido pesadillesco). Habrá que creerle a Péculo cuando dice: “Con la muerte pasó lo mismo que con el sexo: dejó de ser tabú. La gente empieza a hablar sin problemas”. Veremos si se anima, también, a mirarla en el cine.
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